¿Podría aplicarse la despenalización a la venta o al tráfico de drogas?
Si bien estas políticas podrían haber parecido remotas en el pasado, algunos gobiernos, entre ellos el de los Estados Unidos, están dando sus primeros pasos en esa dirección. En una medida emitida por el fiscal general en agosto de 2013, el gobierno de los Estados Unidos enmendó las penas por la venta de estupefacientes por parte de traficantes no violentos. Se instruye a los fiscales que «eliminen las referencias a la cantidad de drogas confiscadas que previamente hubieran provocado sentencias mínimas obligatorias». Sin embargo, estos acusados no violentos deben cumplir ciertos criterios, incluyendo no pertenecer a ninguna de las principales organizaciones de narcotraficantes.
Tales políticas aplicadas en los Estados Unidos podrían dar a los criminales menos endurecidos una segunda oportunidad y ser más eficaces en una economía de recursos gubernamentales limitados. Sin embargo, tendrían un efecto limitado en la mayoría de los países de América Latina donde la distribución de pequeñas cantidades para el consumo local es menos problemática en comparación con el tráfico ilícito de grandes cantidades de cocaína y heroína cuyo destino final es los Estados Unidos y Europa. No obstante, los países que se enfrentan a un importante tráfico ilícito de drogas podrían eventualmente considerar la despenalización de las drogas con el objetivo de reducir la violencia generada por los cárteles más beligerantes.
Aplicar penas menos severas a los traficantes y centrarse menos en las interdicciones de los envíos de los carteles que trafican drogas, pero no emplean violencia, podría redirigir los escasos recursos de las fuerzas de aplicación de la ley hacia aquellos contrabandistas que utilizan la violencia para sostener sus negocios y desestabilizar a la sociedad. Tal política podría promover una disminución gradual de la violencia donde, en última instancia, sólo sobreviven los cárteles menos violentos. El flujo de drogas a los países de consumo puede mantenerse constante o incluso aumentar, poniendo la carga sobre países como Estados Unidos para que desarrolle políticas de reducción de la demanda más efectivas. Sin embargo, desde el punto de vista de los países donde hay tráfico ilícito, el objetivo primordial de esa política sería reducir, si no eliminar, el grado en que el narcotráfico contribuye a la violencia en sus países.