Mucho se ha dicho de la reciente disminución de un 50% en el consumo de la cocaína entre 2007 y 2012 en los Estados Unidos.

Los argumentos más convincentes sobre la disminución del uso de la cocaína atribuyen la reducción a mejores estrategias por parte de los gobiernos de Estados Unidos y México para interrumpir el tráfico hacia los Estados Unidos y que los cárteles han puesto ahora su atención en la distribución a mercados en crecimiento como Europa, Brasil e incluso Australia. También existe evidencia contundente de que la reducción en el uso de la cocaína está relacionada con el creciente uso indebido de las anfetaminas de venta bajo receta, como el Adderall, que se utilizan para tratar los trastornos por déficit de atención. Durante el mismo periodo en que disminuyó el consumo de la cocaína, los consumidores estadounidenses gastaron sistemáticamente 100,000 millones de dólares cada año en todas las drogas en conjunto, con picos marcados en el consumo de opiáceos, anfetaminas y heroína, y un aumento significativo en el uso de la marihuana.

A pesar de la enorme reducción en el consumo de cocaína, hoy en día el 2.5% de los estadounidenses de 15 años de edad han probado esta droga, comparado con menos del uno por ciento en la mayor parte del mundo. Para cuando un estadounidense alcanza la edad de beber legalmente, el 16.7% (o uno de cada seis) ha usado cocaína, tres veces más que la tasa de Alemania, el país que le sigue en uso. Además, nuestro uso de cocaína va más allá de experimentar con ella porque es algo novedoso: una reciente encuesta del NIDA reveló que, entre los empleados de 20 a 40 años de edad, el 5% han utilizado la droga en el último mes. Otra encuesta mostró que, de los que alguna vez han usado cocaína, el 25% la usó unas pocas veces y que otro 25% lo usó menos de diez veces. Esto todavía deja otro 50% que lo han utilizado al menos una docena de veces o son usuarios regulares. Aunque el consumo de cocaína ha disminuido, parece estar firmemente arraigada como parte de nuestra cultura de la droga y sigue siendo un problema importante para los países de tráfico en América Central, por donde pasa el 90% de la cocaína antes de llegar a los Estados Unidos.

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Posted by Anaïs Faure