Siglos antes de que el Imperio Británico comenzara su incursión en la India y la China, un pequeño porcentaje de los habitantes de la China (principalmente la élite) comía o fumaba opio como afrodisíaco o para curar la disentería.
A medida que el apetito británico por los productos chinos creció durante la primera mitad del siglo XIX (principalmente el té), su Compañía de las Indias Orientales comenzó a exportar opio a la China desde su sede en la India, con el objetivo de obtener la plata necesaria para corregir el creciente desequilibrio en su balance comercial con la China. Las exportaciones de opio aumentaron diez veces, lo cual impulsó un aumento masivo del consumo de opio en la China, pero para su uso recreativo. A finales de la década de 1830, había más de cinco millones de adictos, lo cual instó al gobierno Qing a emitir un decreto que prohibía el consumo de opio. Debido a los esfuerzos por hacer cumplir la ley, se confiscaron en Cantón varias importaciones de opio de los británicos, lo que provocó que Inglaterra atacara la costa china, ataques que finalmente desencadenaron la primera Guerra del Opio.
La victoria británica produjo aranceles más bajos, la adquisición de Hong Kong y un flujo constante de opio hacia la China. En 1865, los comerciantes británicos usaron el pretexto de que no se les trataba de manera justa para emprender la guerra de nuevo. Como resultado, se firmó el Tratado de Tientsin que, aunque no legalizó el opio, dio acceso a puertos adicionales a los británicos y al interior de la China. La creciente prevalencia del opio durante la segunda mitad del siglo XIX transformó su uso en moneda de facto, ya que pesaba menos que el cobre.
El aumento en la demanda del opio también proporcionó una fuente confiable de ingresos fiscales a las provincias chinas. La amapola empezó a cultivarse en el país, dada su resistencia en la mayoría de los suelos. Para finales del siglo, se producían 35,000 toneladas de amapola china al año, la cual superó las importaciones británicas y, lamentablemente, la mitad de los hombres chinos consumían el opio con regularidad. Lo que había comenzado como el consumo de una planta principalmente con fines medicinales, se convirtió en la primera ola de drogadicción importante del mundo, causada principalmente por el interés económico propio del Imperio Británico. Los historiadores chinos más tarde denominarían esta experiencia como su «siglo de la humillación». Es difícil no encontrar similitudes entre la epidemia del opio en la China y la creciente tendencia a la legalización de la marihuana medicinal en los Estados Unidos, o sea, cómo los precios más bajos unidos a una mayor aceptabilidad, conducen a un mayor uso. Estos factores también se asemejan a lo que ha contribuido al aumento del uso y el abuso de opiáceos y a la subsiguiente crisis de heroína.