Tanto los gobiernos de Gerald Ford como de Jimmy Carter seguirían apoyando los programas de tratamiento, con más énfasis en la reducción de daños.

Ford modificó la estrategia antidrogas de Nixon, dando prioridad a darles tratamiento a los adictos a la heroína por encima del objetivo de simplemente reducir la delincuencia. También encargó a sus asesores de política de drogas que redactaran una versión revisada en 1975 (conocida como «White Paper«). En dicho documento se concluyó que los Estados Unidos debería prever una política realista sobre las drogas en la que se «evitara aumentar las expectativas acerca de la eliminación total del abuso de las drogas de nuestra sociedad» y que, en cambio, se centrara más en la heroína y los traficantes a gran escala. Ford concluyó que las drogas deberían ser vistas como «un enemigo que podemos controlar, no como uno que podríamos derrotar». A pesar de que se enfocó en el tratamiento a las adicciones a la heroína, Ford también aumentó el presupuesto para la interdicción de cargamentos de heroína a la vez que se aumentaban las condenas regulares (e instituyó condenas mínimas obligatorias). Al final de su gestión, el presupuesto para el cumplimiento de la ley era igual al de prevención y tratamiento. Cuando Ford dejó el cargo en 1977, el consumo de drogas entre los jóvenes de 18 años había crecido hasta un 48% (sobre todo de la marihuana).

El presidente Carter concentraría más recursos para el tratamiento y la rehabilitación. Carter incluso abogó por la despenalización nacional de la marihuana, una medida que ya había sido aprobada en varios estados. Su zar antidrogas, Peter Bourne, recalcó el enfoque de las medidas en la marihuana e incluso la cocaína. Sin embargo, Bourne tuvo que renunciar por el daño que causó a la agenda de reforma de drogas de Carter después de que se filtró que él había usado cocaína y marihuana con otros empleados de la Casa Blanca en una fiesta. Mientras que las políticas de drogas de Carter se centraban más en la reducción del daño, especialmente para la heroína, al final de su mandato, la interdicción se convirtió en la prioridad. Cuando Carter dejó el cargo, el consumo de drogas en los Estados Unidos alcanzó su punto máximo en un 53% entre los jóvenes de 18 años.

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Posted by Anaïs Faure